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miércoles, 23 de julio de 2014

¿Por qué odiamos tanto a Justin Bieber?


Puso cara de pedo y luego se salió de la fiesta, ya afuera fumó un cigarro y dijo, “no aguanto esa musiquita”, con la típica actitud de una persona que ha sido insultada y que por dignidad a preferido abandonar la discusión y no hacer un papelón.


¿Alguna vez observaron esa actitud? Yo muchas veces, en gente muy joven que odia a One Direction, en ya mayorcitos que odian a los Gun ‘s Roses, en gente de mi generación que odia a la los “laicilaicus” de la Kantutita del Amor.

La música, se ha convertido en (quizá) el último bastión que usan los racistas y homófobos para llevar a práctica sus odios, que tan solo son, en realidad, temores a lo diferente. Poner esa cara de “no me toques porque me ensucias” es algo que vivimos día a día, en todo lado. ¿O acaso nunca han protestado porque “Las amorosas del amor” son el grupo favorito de los microbucistas?, ¿o nunca han escuchado a algunos de sus hijos (varones) putear contra el Justin Bieber? , ¿o quizá alguno de sus amigos, observar a Ricky Martin, especialmente desde se declaró abiertamente gay?

Siempre resulta familiar que alguno no desee siquiera nombrar a esos artistas y el apunte es que ni siquiera critican su capacidad vocal o la creación musical como tal, es simplemente porque “parece mujer”, o porque “es muy ordinaria”, o por “horrible”, sin mayor argumento.

Déjenme decirles que eso tiene un alto componente discriminador, porque la realidad es que no criticamos al artista sino a lo que representa. Me dirán que no es así, que finalmente uno tiene sus preferencias musicales, y eso es cierto, pero cuando ya te provoca odio, molestia extrema y se te sale un insulto de por medio, ya es discriminación.
Creo firmemente que nuestra evolución hacia un mundo libre de discriminación debe nacer hasta en estos detalles, en la tolerancia y el aprendizaje de nuestra cultura musical. Por ello me declaro fanática total de la Vilmita Corazón, para que la conozcan les dejo el link 

y también de la peruana Reina Chelera y sus Príncipes Cheleros. 


Calidad de música a la que deberíamos darle una oportunidad… sin hacer gestos.

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