Mi imaginación voló. Qué hubiera
hecho yo si estaba en el lugar de la simpática periodista de la Red Uno, que se
atrevió a sentarse a lado del más despreciable de los alcaldes en materia de
trato personal a las mujeres (de su gestión no me ocupo, porque me dicen que es
un capo, no sé), se me ocurrieron diferentes reacciones, que seguramente muchas
hemos ensayado en nuestras mentes.
- Le doy un microfonazo.
- Le doy un cabezazo.
- Le pego un grito al tiempo de sopapearlo de “soltame carajo”, tan fuerte que me quede sin amígdalas y él se quede sordo.
- Le dejo su mano asquerosa como mapa, porque no sólo me la quito de encima, sino también la araño para que sepa que me las limo bien finito para defenderme de cualquier agresor y de paso, mostrar unas uñas y manos perfectas.
- Me paro, lo pateo y me voy, pero bien pateado ¿no?, que le quede el morete por unos tres meses.
Y bueno, después de tanto ensayo
mental es inevitable preguntarse por qué la periodista, la concejala, las otras
periodistas y las otras mujeres agredidas por este vil sujeto, hasta hoy, no
reaccionaron. Es más, prácticamente todas se esforzaron por disimular lo mejor
que pudieron, la última hasta siguió sonriendo en un: “el show debe continuar”.
Déjenme decirles mis estimados y
estimadas, que las “metidas de mano” son bien comunes en nuestra sociedad, en
las calles, en el trasporte público, en los conciertos, en el cine, a solas,
con mucha gente alrededor, en calles desiertas, de noche o con el sol.
Déjenme decirles también que lamentablemente
hay muchos Percys en este mundo y muchas mujeres que no reaccionamos porque por
lo general estamos desprevenidas, créanme que no andamos a la defensiva por si
algún pervertido nos quiera toquetear.
Ahora, muchos dirán con razón que
al tipo ya lo conocemos todos/as, que sabemos su baja calidad humana frente a
las mujeres, y sí, ya lo conocemos como degenerado y mano larga. ¿Qué debemos
hacer entonces? Si me tocara hacerle una entrevista… ¿debería ponerme una burka
para que no se me note ni el color de mis ojos?, ¿tuviera que dejar de
maquillarme o quitarme el perfume?, ¿entrevistarlo con un escudo, para que su
mano no traspase los límites? No, porque las mujeres no tenemos la culpa de que
el tipo sea como es, así que si la periodista quiere verse como le da la gana,
puede hacerlo, porque es él quien no tiene derecho a cometer esos abusos.
Aquí lo que hace falta es denunciar,
no callar, reaccionar, no disimular. Mujeres del mundo, el tipo es un
degenerado, si les toca estar a menos de un metro de él, atentas, que al primer
intento deben reaccionar, y no sólo con él, sino con todos los degenerados de
este planeta, que piensan que tienen derecho a tocarnos, golpearnos, violarnos,
sólo porque se creen la gran cosa, y ojo que incluyo aquí al manolarga lenguasuelta
del Dr. Robert Rey, famoso cirujano plástico que llegó a
dar una charla a Santa Cruz y se la pasó toqueteando a cuanta periodista se le
acercó, ¿o le van a perdonar al doctorcito porque es guapo?
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