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jueves, 21 de noviembre de 2013

La Vikis tiene sentimiento de culpa



Llegué de noche, ya tardecito, tuve que ir hasta su cuarto y le dije “Vikis, qué pasó, te has encerrado”, ella me dijo que estaba cansada, le avisé entusiasmada que habrá doble aguinaldo, y me respondió toda triste que eso no estaba bien para ella, que todo iba a subir.

Mi trabajadora del hogar se puso triste.

Recordé un taller que hace muchos años había tomado, con psicólogos expertos en salud laboral, y en aquel entonces tocaron el tema del “sentimiento de culpa” un trastorno psicológico que afecta a buena parte de la población y que tiene implicancias que, hasta ese entonces, ni conocía.

Me explicaron por ejemplo, cuán vulnerables somos frente a la felicidad, que nos sentimos culpables ante sentimientos de alegría, al extremo que cuando nos reímos a mandíbula batiente, solemos abandonar con prontitud el ejercicio y pensar, “ya no reiré tanto, seguro luego voy a llorar”.

Y eso exactamente le estaba pasando a la Vikis, prefirió abandonar la ilusión de tener doble aguinaldo por dos razones, la primera, porque pensó que no le correspondía y que si era así, yo no le iba a pagar (algunos me aconsejaron que apague radios y teles para que no se entere, obviamente no les haré caso), y la segunda, que en las radios y teles hubo una explosión de economanía y mil sujetos, sabiendo o no, dijeron que era una medida contraproducente, que iban a despedir trabajadores, quebrar fábricas y que en definitiva este país se iría a la mierdé.

Es posible que al haber mayor demanda (más circulante en los mercados) la oferta suba sus precios, cosa no extraña en esta época, con o sin doble aguinaldo. Pero decir que la inflación se disparará al extremo de quedarnos todos en la calle, no pasará. El Estado se encuentra ahora en una bonanza económica, que jamás será aceptada como un logro del gobierno por los opositores, que lamentablemente se han ocupado de sembrar el terror sobre esta medida.

Comprendo a muchos empresarios, hombres y mujeres, que se sienten afectados en sus derechos, de hecho tengo varios en mi propia familia. Pero también comprendo que si el empleador tuvo la necesidad de contratar a otras personas es porque el negocio ha tenido rentabilidad. Un empresario no contrataría a nadie si supiese que no ganará un peso por ese trabajo. Entonces, lo que se debe hacer es cumplir nuestro rol dentro de este Estado Plurinacional, y trabajar también en la redistribución de la riqueza.

Además, si el efecto sería realmente como dicen esas lenguas viperinas, el pago de los bonos en todas sus versiones provocaría constantes y peligrosas inflaciones y no sería sostenible.

Yo prefiero creer, porque las mil veces que dijeron que con esta o aquella medida gubernamental nos veníamos abajo, me mintieron.

Yo prefiero pagarle a la Vikis, porque es lo que en justicia corresponde y gracias a su trabajo yo también puedo trabajar.

Yo prefiero vivir sin culpas, porque seré feliz con esta política económica y las que vengan, y si me río a mandíbula batiente, no pararé de hacerlo, ya que luego no me permitiré llorar.